sábado, 15 de diciembre de 2012

Sostenivilidad. Hoy toca escribirla con V

El otro día, por error, escribí “sostenivilidad” en el buscador de internet. Como buen buscador amablemente me corrigió mi falta de ortografía, pero ese día sentí la curiosidad de saber cuántas referencias había con la palabra incorrecta con v. Exactamente encontré 85.600 resultados.

En honor a esos lapsus ortográficos hoy quiero escribir sostenibilidad con V. Pero hoy no quiero que sea un error. Pensándolo bien; hay muchas más palabras interesantes con v que b. ¡Hoy quiero defender una sostenivilidad con v!
Sostenivilidad, ese vocablo indefinible pero que al mismo tiempo se hace  siempre ininteligible para aquellos que no les interesa entenderlo, qué casualidad. La sostenivilidad al final es la suma de muchas variables económicas, sociales y ambientales. Desde hace ya unos cuantos años se habla de actuar en base a la sostenivilidad como la vacuna ante los riesgos sociales, económicos y sociales. Pero, muchas veces se coloca la sostenivilidad en el vagón de cola – primero lo económico, luego si encaja lo social y lo ambiental. Luego, pasa lo que pasa y aflora ese sentimiento de videntes con la bola de cristal que tenemos los de RSC / sostenibilidad cuando tenemos que decir las palabras mágicas: “ya lo dije yo hace hace un tiempo”.
La sostenvilidad se basa en afrontar y gestionar la verdad (realidad) que ocurre hoy en el entorno de una organización. En la verdad en lo que hace y por tanto comunica esa organización (transparencia). Y en la verdad (retos) de lo que ocurrirá en el futuro a corto, medio o largo plazo. 
La sostenivilidad es trabajar con los Vip, very importante people, o lo que es (o debería ser) lo mismo: los llamados grupos de interés de cada organización.
La sostenivilidad bien aplicada genera valor a las organizaciones. Pero para generar valor es necesario contar con la valentía suficiente para afrontar los retos sociales y ambientales y virar la forma (o el fondo!) de hacer los negocios garantizar una viabilidad económica, ética, social y ambiental. 
Lo bueno (para nosotros) es que la sostenivilidad es vinculante. Una vez empezado el camino dar la vuelta tiene muchos riesgos.
Yo este año voy a pedirme a los Reyes Magos una bolsita de veneficio para la sostenivilidad. Veneficio, según la Real Academia Española, es un maleficio o hechicería. Pues eso, como somos casi videntes, quiero una bolsa de veneficio para contagiar masivamente a todos los que no están convencidos de la RSC. Pero también para volver a contagiar a los que ya lo estabamos pero que algunos días necesitamos una dosis doble de ilusión y de energía para seguir creyendo que con responsabilidad llegaremos más lejos y mejor.
Es verdad que aún no podemos cantar victoria con V. Pero estoy convencida de que todo llegará. Tiempo al tiempo. Lo dice la bola de cristal que me dieron el primer día que me hablaron de esto de la RSC, la sostenibilidad y esas cosas.
Sostenivilidad con V.  Creo que al menos los más escépticos de la sostenibilidad se fijarán al menos en la palabra, y en esos microsegundos de reflexión tal vez se les ocurra algo más que sólo corregir el atropello ortográfico. Mi recomendación final es que cuando el ánimo decaiga durante el año nuevo: pásate a la V de vez en cuando.